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Avatar de Netflix es un fracaso porque no entiende por qué funciona la animación

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The Last Airbender es impecable, pero no se puede negar que este programa posee numerosas cualidades que lo hacen verdaderamente notable. En particular, su examen del colonialismo es notablemente profundo y reflexivo, especialmente considerando el hecho de que es un programa de televisión para niños producido en Estados Unidos a principios de la década de 2000. Además, el elenco de personajes que aparecen en la serie es excepcional, y cada individuo está desarrollado hábilmente y dotado de rasgos únicos. Además, el concepto general presentado a lo largo del programa es inventivo y convincente, cautivando efectivamente a los espectadores y animándolos a continuar mirando.

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De hecho, lo que más destaca de esta serie animada es la eficacia con la que aprovecha las ventajas únicas que ofrece su medio, una cualidad que parece faltar en gran medida en el remake de acción real producido por Netflix. Aún no está claro si el servicio de streaming aprecia plenamente el atractivo intrínseco de la animación o las razones fundamentales detrás de su perdurable popularidad.

La tendencia predominante en los últimos años dentro de la industria del entretenimiento ha sido convertir series o películas animadas conocidas en producciones de acción real. Esta tendencia no es nueva, ya que incluso Disney lo ha hecho numerosas veces en el pasado. Además, el ámbito del anime también ha adoptado este fenómeno, con títulos populares como “One Piece” adaptados para su visualización en vivo en plataformas como Netflix. Sin embargo, a pesar del atractivo generalizado de estos remakes, a menudo no logran capturar la esencia de sus contrapartes animadas debido a la naturaleza intrínsecamente diferente de la animación en comparación con la realización de películas de acción real.

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El sentimiento expresado en esta declaración es de insatisfacción con la percepción de que ciertos profesionales de la industria dan prioridad a la narración sobre los elementos visuales en la realización cinematográfica. La afirmación sugiere que si bien la narrativa de una producción puede ser convincente, las imágenes que la acompañan desempeñan un papel igualmente importante a la hora de captar el interés y el aprecio de la audiencia. Por ejemplo, a pesar de la apariencia poco estelar de ciertas adaptaciones como “One Piece” o “Avatar”, sus respectivas narrativas han logrado capturar los corazones de los espectadores debido a su profundidad y expresión. Como evidencia, considere la popularidad de “Avatar”, que no solo cuenta con una trama apasionante que abarca varias temporadas, sino que también muestra imágenes altamente expresivas a través de su interpretación del Aire Control.

Presentar el concepto intangible del aire no es poca cosa cuando se capturan imágenes de acción en vivo. Si bien se puede intentar representar el aire a través de diversas representaciones visuales, como partículas de polvo o restos de escombros, a veces se desea la mera representación del aire en sí. La animación proporciona una solución elegante al ilustrar el aire como hebras etéreas de color blanco, que se asemejan a volutas de nubes. La naturaleza poco realista de la animación permite suspender la incredulidad, que de otro modo sería desafiada con intentos de realismo. Sin embargo, en la serie de Netflix “Avatar”, la representación del aire no convence, ya que el público no puede percibir el aire en realidad. A lo largo de los ocho episodios del programa, el aire parece artificial, excepto en los casos en que

La falta de autenticidad en la ejecución del Aire Control y otras formas de artes marciales en la película exacerba aún más el problema que nos ocupa. La falta de movimiento convincente mostrado por los artistas sugiere una clara ausencia de fuerza corporal detrás de sus acciones, lo que resulta en un notable vacío en sus gestos físicos. Esta deficiencia plantea un desafío para la incorporación de efectos prácticos, ya que la necesidad de imágenes generadas por computadora (CGI) se vuelve más evidente debido a las limitaciones inherentes de la animación bidimensional.

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Su perspectiva sobre este asunto me conmueve y aprecio la forma en que la ha presentado.

El calibre de la actuación en Avatar de Netflix, aparte de las escenas de flexión, ha sido motivo de discordia para mí. Si bien los actores no son particularmente horribles, tampoco sobresalen. Sin embargo, hay algunas excepciones, como Dallas Liu, que interpreta al príncipe Zuko, y Paul Sun-Hyung Lee, que interpreta al tío Iroh. Los dos actores han demostrado una gran química y sus actuaciones fueron encomiables.

Lamentablemente, el problema radica en el trío principal formado por Aang, Katara y Sokka. Si bien es importante señalar que no son del todo deficientes, todavía están sujetos a las limitaciones del ser humano y, como tales, su rango de expresión es finito. Por el contrario, los personajes animados como los de Avatar tienen la capacidad de exagerar las expresiones faciales más allá de lo que es físicamente posible para un humano, como se evidencia a lo largo de la serie, contribuyendo así con humor a varias escenas.

La edición revisada de la película ha disminuido el atractivo de sus personajes centrales, lo cual es lamentable ya que su encanto fue un factor esencial en el atractivo de la producción inicial. Los protagonistas fueron diseñados específicamente para la animación, tanto metafórica como literalmente, ya que están elaborados a través de fotogramas individuales e imbuidos de movimientos exagerados que superan la realidad.

Avatar de Netflix, entonces, se siente como un fracaso porque no hace prácticamente nada mejor que el original, empeorando activamente algunos elementos y otros simplemente carentes de interés. En última instancia, al programa le está yendo muy bien, con un debut más fuerte que el increíblemente exitoso One Piece, así que solo puedo imaginar que tendremos una segunda temporada.

Si bien mi inclinación personal no sería ver la nueva versión si no innova ni ofrece nada nuevo, reconozco que la versión original sigue siendo accesible a través de Netflix. No obstante, espero sinceramente que los creadores estudien cuidadosamente los elementos que contribuyeron al éxito de la adaptación anterior y se esfuercen por desarrollar un enfoque único para ésta.

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